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Recommended wines
Five unconventional whites to seek in 2015
Amaya Cervera | January 14th, 2015
Do you fancy tasting something really different in 2015? White has not traditionally been the colour of Spanish wine but things have been gradually changing over the last 10-15 years. Nowadays, Spain not only boasts about high quality whites, but also about their diversity. If you’re already familiar with Verdejo, Albariño, Godello, white Riojas or Garnacha Blanca and are keen to expose your palate to new flavours, we suggest five Spanish whites that stand out either by their novelty, exotic grapes or style. None of them are widely available (although we include tips to find them), but can be highly inspiring and are worth seeking out.

A Pita Cega 2013 Blanco, Lagar de Sabariz (Ourense). This white is produced at an estate located in the vicinity of Ribadavia, in the northwestern region of Galicia, which lies just outside the Ribeiro appellation. The area is high and cool, although summers can be really hot —this vine growing area is the furthest inland in Galicia. The project is run biodynamically and follows the model of a farm with sheep, geese and hens helping out with vineyard duties. Bottles don’t have labels; instead they are hand-drawn individually by winemaker and owner Pilar Higuero. A blend of Treixadura and Albariño, the cold 2013 vintage offers citrus and white fruit aromas with light floral notes and fennel. There is considerable tension on the palate aided by a generous dose of vibrant acidity, again dominated by citrus notes, but the wines is tasty and well-defined. It does not conform to the sweet fruit pattern found in the area and shows great potential for developing over the next three-four years. A Pita Cega means “the blind hen” in Galician after a popular and traditional Spanish game depicted by Goya in one of his paintings. Production is limited to 5,000 bottles.
Dominical 23/02/2014 – A Pita Cega 2011
Lunes 24 febrero 2014OURENSE A Pita Cega es un vino naíf, un juego de niños y un homenaje a las gallinas que trabajan la viña en libertad. ¿Cómo le iba a poner un nombre tan rimbombante como Pazo de Sabariz al vino, se exclama su propietaria Pilar Higuero Bisbe y Fabregues? Este blanco sorprendente procede de una finca de 4 ha en el pueblo de San Amaro que no entró en la D.O. Ribeiro por un pacto de tiralíneas mal enfocado y un trato de alcaldes hace 81 años. Pero A Pita Cega 2011 –en su primera cosecha– que explora el camino de la biodinámica, le encaja la nitidez de un perfume de flor y fruta blanca y una espléndida textura con un final refrescante que te cautiva. ¡Brillante! Y para el próximo 2012 anuncian apenas ¡¡700 botellas!!
PVP: 30,25€
Teléfono: 988 401 488
QUIM VILA
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OURENSE A Pita Cega és un vi naïf, un joc de nens i un homenatge a les gallines que treballen la vinya en llibertat. Com li anava a posar un nom tan cridaner com Pazo de Sabariz al vi, s’exclama la seva propietària Pila Higuero Bisbe y Fabregues? Aquest blanc sorprenent prové d’una finca de 4 ha al poble de San Amaro que no entrà a la D.O. Ribeiro per un pacte de tiralínies mal enfocat i un tracte d’alcaldes fa 81 anys. Però A Pita Cega 2011 –en la seva primera collita– que explora el camí de la biodinàmica, li encaixa la nitidesa d’un perfum de flor i fruita blanca i una esplèndida textura amb un final refrescant que et captiva. Brillant! I pel proper 2012 anuncien tan sols ¡¡700 ampolles!!
PVP: 30,25€
Telèfon: 988 401 488
QUIM VILA
Luis Gutiérrez, para Robert Parker
92 puntos para A Pita Cega
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VINOS
CATADOS
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Gracias Guía de Vinos de Galicia
EL CORREO DEL VINO
Día 14/11/2013
Qué es la Biodinámica y cómo se establece actualmente en los vinos (Parte IV La viña y el viticultor)
Entrevista a Pilar Higuero, viticultora.
PILAR HIGUERO, VITICULTORA

1.- Qué opina de la biodinámica
La palabra biodinámica viene de bios (vida) y dynamis (energía), más que un método de cultivo es una forma de vida, desarrollada a principios del siglo XX, por Rudolf Steiner, que en esencia busca devolver la vida biológica a la madre tierra, para que traslade su vitalidad al cultivo, en mi caso al viñedo. Aprender a conocer la naturaleza y sus leyes, mejorando la nutrición humana, con una agricultura sostenible. Intentamos ser un organismo agrícola autónomo, esto incluye la soberanía alimentaria, biodiversidad, aumentar la fertilidad de nuestros suelos, la salud y vitalidad de nuestros animales
La tierra es un organismo vivo.
2.- Cómo influye la biodinámica en su viñedo
Positivamente sin duda. Nuestros suelos son pobres pero muy vivos, el rendimiento es escaso, y de gran calidad.
En la búsqueda de la biodiversidad, el viñedo está rodeado de lavandas, mentas, romero, rosas, amapolas, ciruelos, melocotoneros etc. Todas ricas en polen y fruta, dan refugio y alimento a distintas especies, animales, estableciendo un equilibrio biológico y facilitando la autorregulación del viñedo.
Se llaman corredores biológicos.
En menos palabras, son carreteras floridas por donde circulan multitud de bichos que nos ayudan en la viña.
¡Al personal hay que darle comida y cama!
Las plagas las producen los desequilibrios y los desequilibrios los produce el hombre. Nuestro lenguaje no es bélico, aquí no se habla de lucha, lucha contras las malas hierbas por poner un ejemplo, y no creemos que se merezcan el adjetivo de malas, por el mero hecho de que no nos guste o no podamos comerlas, tampoco hablamos de “cida” que todos sabemos significa muerte (fungicidas, herbicidas, insecticidas).
Buscamos equilibrio y armonía, entre el cielo y el suelo, entre los cultivos y animales. Nuestra tierra nos reconcilia con el mundo. Y eso se nota en el vino.
3.- Qué aconsejaría a los demás agricultores.
Yo no soy nadie para dar consejos, pero si les diría que otra agricultura es posible; que no piensen que sin química no hay producción, que no se dejen engañar, que no crean que los OGM son la salvación del mundo cuando no son más que la estrategia para hacer a los agricultores esclavos sumisos al servicio de multinacionales; que vamos hacia la privatización de un patrimonio colectivo: la vida. El hambre del mundo no la arreglarán los transgénicos ni los productos químicos, sino un mejor reparto de la riqueza.
4.- ¿Es lo mismo el calendario lunar al biodinámico?
No, son diferentes, aunque usamos ambos. El calendario Biodinámico es el de María Thum, divide el mes en días de flor, fruto, hoja o raíz y tiene en cuenta los movimientos planetarios.
5.- ¿Puede explicarnos su experiencia como agricultora biodinámica, el pro y los contras?
Para mí todo son pros, empezando por mi salud, no olvidemos que el que dispensa productos fitosanitarios, está muy expuesto a ellos. Muchos agricultores padecen enfermedades profesionales derivadas de sus prácticas agrícolas.
Nuestras viñas están sanas, observando viñedos convencionales, tengo que decir que los míos, son fuertes y resistentes. Los suelos de estas viñas están llenos de vida, ver a las abejas, las crisopas, las mariquitas, cada día en mayor cantidad, es un placer. Vuelvo a hablar de armonía, las ovejas pastan en las viñas, son unas cortacéspedes excelentes. Las gallinas se ocupan de mantener bichitos a raya, lo que otros llaman malas hierbas, a mí me sirve como cubierta vegetal autóctona y alimento para ellas.
6.- Qué resultados se obtienen.
Aumentamos la fertilidad de los suelos creando paisajes armoniosos. Para lograr el equilibrio de este organismo vivo, cuidamos las cepas con infusiones de hierbas de la propia finca y con los 8 preparados biodinámicos, de forma homeopática y siguiendo los ritmos del calendario lunar y astrológico.
Y con una sola idea: Respeto, respeto por la tierra, y sus miles de años de evolución y armonía. Son uvas felices.
7.- Qué preguntas le suelen hacer sobre la elaboración de su vino.
Muchas. La primera casi siempre es sobre cuernos de vaca; la segunda es si bailamos desnudos las noches de plenilunio entre las cepas.
No pasa nada, nos reímos todos y yo trato de explicar lo mejor que puedo nuestra forma de trabajo, aclarando siempre que las noches gallegas son frescas y una ya no tiene edad para exponerse a una pulmonía.
Después es fácil, porque el vino se hace en la viña. En bodega solo somos observadores de un proceso natural, la uva se expresa por si misma, la vitalidad de cada una de nuestras uvas hace que el mosto se vuelva vino sin apenas ayuda.
8.- Cómo enfoca la biodinámica en el día a día.
Con naturalidad, es mi trabajo. Intento hacerlo lo mejor posible, cooperar con la naturaleza, no explotarla. Lo percibo como un privilegio que se me ha concedido.
9.- Qué destacaría de su agricultura.
Es sostenible, responsable.
10.- Qué opina de los que piensan que la biodinámica es una estafa.
Sobre los que dicen que es una estafa no voy a opinar nada, creo en la libertad de expresión. Los invitaría a visitar viñedos biodinámicos, huertos, granjas, a probar vinos, aceites o cremas para la piel, acabaran dándose cuenta de que son diferentes.
En cuanto a si las fuerzas cósmicas existen o no, a mí me basta con lo que siento y percibo, sentarme al borde del mar y ver cómo sube la marea.
La luna rige muchas de las actividades vegetales y animales, hay que aprender a mirar, observar. Nuestros mayores lo sabían y obtenían grandes resultados cumpliendo esas leyes. Para comprender la biodinámica hay que tener una mente curiosa y una actitud abierta.
A los que nos llaman brujos, secta, estafadores y, en el mejor de los casos, vendedores de humo a buen precio, les diría que la ciencia lo que da por bueno hoy, en muchas ocasiones, lo ha rechazado más tarde y al revés; que no se olviden de Galileo o Miguel Servet.
11.- Piensa que debido al futuro cambio climático involucrará a más agricultores a platearse la biodinámica.
El cambio climático no es futuro, es presente. No sé cómo verán las cosas otros agricultores, pero, con respecto a la viticultura, cada vez son más los que se acercan a esta forma de trabajo, buscando sostenibilidad y una mayor calidad en sus vinos.
12.- Conclusión:
La actividad microbiológica del suelo en biodinámica es superior a cualquier otro método de cultivo.
Requiere una implicación personal, saber qué le ha ocurrido a cada cepa y a cada racimo, en cada momento, de forma individualizada. Es la manera de estar en armonía con la naturaleza, con lo que nos rodea, de respetar el olvidado ritmo de la naturaleza y permitir a la viña aprovecharlo y así dar el mejor fruto en las mejores condiciones posibles.
Trabajamos con algo natural y vivo, de esa manera las cepas expresan mejor todo su potencial.
Las plantas perciben las emociones, en biodinámica aprendemos que son muy receptivas a lo que les rodea, a las emociones de los animales y los humanos. Cuando alguien dice que tiene mano verde, quiere decir que cuida y mima la planta y ella recibe una buena vibración. Si vas a la viña de buen humor, si eres capaz de emocionarte ante sus progresos, de valorar sus esfuerzos, estás comunicándote con las cepas, transmitiéndole tú estado de ánimo positivo, tu energía y tu armonía. Sin duda se refleja en la calidad del vino´
Cuando abrimos un vino biodinámico, el vino está vivo, emana emoción, evoluciona, es cambiante, vibrante y mágico.
Con la biodinámica se busca alimentar no sólo el cuerpo, sino también el alma.

Mar Galván
Enóloga, Experta en catas, Analista de Productos Agro-alimentarios, Escritora y Poeta.
Gracias, Agora do Orcellón es un honor aparecer en vuestras paginas

1.- Qué opina de la biodinámica
La palabra biodinámica viene de bios (vida) y dynamis (energía), más que un método de cultivo es una forma de vida, desarrollada a principios del siglo XX, por Rudolf Steiner, que en esencia busca devolver la vida biológica a la madre tierra, para que traslade su vitalidad al cultivo, en mi caso al viñedo. Aprender a conocer la naturaleza y sus leyes, mejorando la nutrición humana, con una agricultura sostenible. Intentamos ser un organismo agrícola autónomo, esto incluye la soberanía alimentaria, biodiversidad, aumentar la fertilidad de nuestros suelos, la salud y vitalidad de nuestros animales
La tierra es un organismo vivo.
2.- Cómo influye la biodinámica en su viñedo
Positivamente sin duda. Nuestros suelos son pobres pero muy vivos, el rendimiento es escaso, y de gran calidad.
En la búsqueda de la biodiversidad, el viñedo está rodeado de lavandas, mentas, romero, rosas, amapolas, ciruelos, melocotoneros etc. Todas ricas en polen y fruta, dan refugio y alimento a distintas especies, animales, estableciendo un equilibrio biológico y facilitando la autorregulación del viñedo.
Se llaman corredores biológicos.
En menos palabras, son carreteras floridas por donde circulan multitud de bichos que nos ayudan en la viña.
¡Al personal hay que darle comida y cama!
Las plagas las producen los desequilibrios y los desequilibrios los produce el hombre. Nuestro lenguaje no es bélico, aquí no se habla de lucha, lucha contras las malas hierbas por poner un ejemplo, y no creemos que se merezcan el adjetivo de malas, por el mero hecho de que no nos guste o no podamos comerlas, tampoco hablamos de “cida” que todos sabemos significa muerte (fungicidas, herbicidas, insecticidas).
Buscamos equilibrio y armonía, entre el cielo y el suelo, entre los cultivos y animales. Nuestra tierra nos reconcilia con el mundo. Y eso se nota en el vino.
3.- Qué aconsejaría a los demás agricultores.
Yo no soy nadie para dar consejos, pero si les diría que otra agricultura es posible; que no piensen que sin química no hay producción, que no se dejen engañar, que no crean que los OGM son la salvación del mundo cuando no son más que la estrategia para hacer a los agricultores esclavos sumisos al servicio de multinacionales; que vamos hacia la privatización de un patrimonio colectivo: la vida. El hambre del mundo no la arreglarán los transgénicos ni los productos químicos, sino un mejor reparto de la riqueza.
4.- ¿Es lo mismo el calendario lunar al biodinámico?
No, son diferentes, aunque usamos ambos. El calendario Biodinámico es el de María Thum, divide el mes en días de flor, fruto, hoja o raíz y tiene en cuenta los movimientos planetarios.
5.- ¿Puede explicarnos su experiencia como agricultora biodinámica, el pro y los contras?
Para mí todo son pros, empezando por mi salud, no olvidemos que el que dispensa productos fitosanitarios, está muy expuesto a ellos. Muchos agricultores padecen enfermedades profesionales derivadas de sus prácticas agrícolas.
Nuestras viñas están sanas, observando viñedos convencionales, tengo que decir que los míos, son fuertes y resistentes. Los suelos de estas viñas están llenos de vida, ver a las abejas, las crisopas, las mariquitas, cada día en mayor cantidad, es un placer. Vuelvo a hablar de armonía, las ovejas pastan en las viñas, son unas cortacéspedes excelentes. Las gallinas se ocupan de mantener bichitos a raya, lo que otros llaman malas hierbas, a mí me sirve como cubierta vegetal autóctona y alimento para ellas.
6.- Qué resultados se obtienen.
Aumentamos la fertilidad de los suelos creando paisajes armoniosos. Para lograr el equilibrio de este organismo vivo, cuidamos las cepas con infusiones de hierbas de la propia finca y con los 8 preparados biodinámicos, de forma homeopática y siguiendo los ritmos del calendario lunar y astrológico.
Y con una sola idea: Respeto, respeto por la tierra, y sus miles de años de evolución y armonía. Son uvas felices.
7.- Qué preguntas le suelen hacer sobre la elaboración de su vino.
Muchas. La primera casi siempre es sobre cuernos de vaca; la segunda es si bailamos desnudos las noches de plenilunio entre las cepas.
No pasa nada, nos reímos todos y yo trato de explicar lo mejor que puedo nuestra forma de trabajo, aclarando siempre que las noches gallegas son frescas y una ya no tiene edad para exponerse a una pulmonía.
Después es fácil, porque el vino se hace en la viña. En bodega solo somos observadores de un proceso natural, la uva se expresa por si misma, la vitalidad de cada una de nuestras uvas hace que el mosto se vuelva vino sin apenas ayuda.
8.- Cómo enfoca la biodinámica en el día a día.
Con naturalidad, es mi trabajo. Intento hacerlo lo mejor posible, cooperar con la naturaleza, no explotarla. Lo percibo como un privilegio que se me ha concedido.
9.- Qué destacaría de su agricultura.
Es sostenible, responsable.
10.- Qué opina de los que piensan que la biodinámica es una estafa.
Sobre los que dicen que es una estafa no voy a opinar nada, creo en la libertad de expresión. Los invitaría a visitar viñedos biodinámicos, huertos, granjas, a probar vinos, aceites o cremas para la piel, acabaran dándose cuenta de que son diferentes.
En cuanto a si las fuerzas cósmicas existen o no, a mí me basta con lo que siento y percibo, sentarme al borde del mar y ver cómo sube la marea.
La luna rige muchas de las actividades vegetales y animales, hay que aprender a mirar, observar. Nuestros mayores lo sabían y obtenían grandes resultados cumpliendo esas leyes. Para comprender la biodinámica hay que tener una mente curiosa y una actitud abierta.
A los que nos llaman brujos, secta, estafadores y, en el mejor de los casos, vendedores de humo a buen precio, les diría que la ciencia lo que da por bueno hoy, en muchas ocasiones, lo ha rechazado más tarde y al revés; que no se olviden de Galileo o Miguel Servet.
11.- Piensa que debido al futuro cambio climático involucrará a más agricultores a platearse la biodinámica.
El cambio climático no es futuro, es presente. No sé cómo verán las cosas otros agricultores, pero, con respecto a la viticultura, cada vez son más los que se acercan a esta forma de trabajo, buscando sostenibilidad y una mayor calidad en sus vinos.
12.- Conclusión:
La actividad microbiológica del suelo en biodinámica es superior a cualquier otro método de cultivo.
Requiere una implicación personal, saber qué le ha ocurrido a cada cepa y a cada racimo, en cada momento, de forma individualizada. Es la manera de estar en armonía con la naturaleza, con lo que nos rodea, de respetar el olvidado ritmo de la naturaleza y permitir a la viña aprovecharlo y así dar el mejor fruto en las mejores condiciones posibles.
Trabajamos con algo natural y vivo, de esa manera las cepas expresan mejor todo su potencial.
Las plantas perciben las emociones, en biodinámica aprendemos que son muy receptivas a lo que les rodea, a las emociones de los animales y los humanos. Cuando alguien dice que tiene mano verde, quiere decir que cuida y mima la planta y ella recibe una buena vibración. Si vas a la viña de buen humor, si eres capaz de emocionarte ante sus progresos, de valorar sus esfuerzos, estás comunicándote con las cepas, transmitiéndole tú estado de ánimo positivo, tu energía y tu armonía. Sin duda se refleja en la calidad del vino´
Cuando abrimos un vino biodinámico, el vino está vivo, emana emoción, evoluciona, es cambiante, vibrante y mágico.
Con la biodinámica se busca alimentar no sólo el cuerpo, sino también el alma.
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Mar Galván
Enóloga, Experta en catas, Analista de Productos Agro-alimentarios, Escritora y Poeta.
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Mar Galván para la revista el Sumiller
La concurrida Galicia en un suspiro
Se presenta entre unas maravillosas aldeas de gente
hospitalaria, como un fuego que alimenta la llama. Una viticultura de
agricultores, muchas facetas vividas en estos días imposibles de describir en
dos páginas. Primera parada. Lagar de Sabariz. Canela Molida y su extraordinario A Pita
Cega 2011, recorro esas viñas donde la agricultura biodinámica es el principal
motor, unos paisajes de emociones, una historia increíble, donde solo está el
agricultor y sus valores. Un rebaño de ovejas, gallinas, huerto ecológico con
maravillosas fresas silvestres, es recorrer el aroma de Galicia fresco, intenso
y a la vez tan desconocido para muchos. Todo comienza en un pequeño proyecto de
agricultura biodinámica hace 7 años, un sueño, el convencimiento de lo que se
quiere conseguir y lo que también se puede perder. Pilar, convencida sigue al
milímetro la biodinámica, contemplar el énfasis en proporcionar la cola de
caballo a las viñas para la prevención, reitero la sensación no se puede
describir, instar en ella en una manera de vida que hay que contemplar en
persona. Viñedos situados a 400
metros de altitud, suelo granítico y cuarzo. Trabajando
la tierra como antiguamente.
Cata
A Pita Cega 2011. Albariño y Treixadura. 13,7% vol. Color amarillo suave, brillante, sensación floral a la acacia, notas herbales como el hinojo, la hierbabuena. Final largo y nos ha eclipsado a muchos catadores y profesionales del ramo, descubriendo miles de matices en él, un vino diferente, el olor de las lavandas y tomillos desprendiendo los toques mentolados de la hierbabuena, las acacias, tomillo, hinojo y miles de matices que le rodean. Mineral de la característica del suelo, cuarzo, entrada en el paladar con un toque dulce, untuoso, cremoso, ligero, invitándote a seguir deleitándote con él.
La ALACENA Roja
Autor de la entrada: Alberto F. Traversa (La ALACENA Roja)
Fotos: La ALACENA Roja y A Pita Cega
miércoles, 9 de octubre de 2013
A Pita Cega, o cómo hacer un vino con magia
Pilar
aprovecha este paseo entre las viñas para arrancar algunas hojas que
quitan luz a algún racimo. “La cepa es una planta sufridora y no se
trata de un milagro que éstas puedan sobrevivir en este terreno... La
planta busca la vía para obtener el agua que necesita y al final la
consigue. Por eso, porque estoy convencida de que la naturaleza nos
proporciona todo, aquí ni siquiera tenemos goteo en las viñas”.
Gracias Luis Álvarez, de la Voz de Galicia
A Pita Cega 2011. Albariño y Treixadura. 13,7% vol. Color amarillo suave, brillante, sensación floral a la acacia, notas herbales como el hinojo, la hierbabuena. Final largo y nos ha eclipsado a muchos catadores y profesionales del ramo, descubriendo miles de matices en él, un vino diferente, el olor de las lavandas y tomillos desprendiendo los toques mentolados de la hierbabuena, las acacias, tomillo, hinojo y miles de matices que le rodean. Mineral de la característica del suelo, cuarzo, entrada en el paladar con un toque dulce, untuoso, cremoso, ligero, invitándote a seguir deleitándote con él.
La ALACENA Roja
Autor de la entrada: Alberto F. Traversa (La ALACENA Roja)
Fotos: La ALACENA Roja y A Pita Cega
miércoles, 9 de octubre de 2013
A Pita Cega, o cómo hacer un vino con magia
La
magia no siempre es esa profesión que unos pocos saben desarrollar a
través de sus habilidades de comunicación, sus destrezas gestuales o la
rapidez de sus manos. También es como un don nato que, ciertamente
invisible a los ojos, se palpa en cada palabra, en cada movimiento de
quien la posee. Y si la escenografía del lugar es propicia, esos
momentos se transforman en únicos.
![]() |
De las 30 hectáreas de finca solo 4 se dedican integramente a la viticultura |
Todas
estas sensaciones pudimos compartirlas con Kike, de La Alacena Roja,
cuando lo que iba a ser una visita a Pilar, hacedora de uno de los vinos
gallegos más singulares del momento, A Pita Cega, se convirtió en un
descubrimiento personal de esos que nos gratifican con la vida.
No
vamos a detenernos en alabar las bondades de este vino cuya fama ya se
han encargado de apuntar mejores críticos especializados que quien esto
escribe y con razones suficientes para ello. Otro motivo para el asombro
puesto que se trata de un vino poco conocido, con una producción tan
corta que en su primera cosecha (2011) apenas salieron al mercado cinco
mil botellas. Mala cosa para el marketing, pensamos, pero con el correr
de la tarde, el desandar por las plantaciones de Albariño y Treixadura,
donde las viñas aprenden a sobrevivir a pura fuerza de la naturaleza
sobre un suelo granítico casi imposible, empezamos a entender el porqué…
![]() |
Racimo de Treixadura |
Porque
en este rincón del paraíso ourensano no existen las prisas, porque para
Pilar, la coqueta enóloga que prefiere que sea este zumo de uvas
exquisito el protagonista, la palabra ‘mercados’ apenas tiene
importancia, porque con su natural sencillez no se siente atada a las
reglas del común denominador de la comercialización. “Esto es lo que
hay, cuatro hectáreas de viñedos que dan lo que dan”, expresa con una
mueca de tranquila satisfacción.
Pilar
nos cuenta de su gran descubrimiento, la viticultura biodinámica, la
otra cara de la moneda de la viticultura convencional. “La diferencia ya
se aprecia en el lenguaje de cada una de estas formas de hacer el vino.
En la convencional se habla en términos de guerra, fungicidas,
plaguicidas, etc. En la biodinámica todo se determina por la armonía del
conjunto. La viticultura biodinámica es integradora. La clave es la
biodiversidad”, explica, mientras nos muestra con orgullo cómo prosperan
sus primeros injertos a pesar de la rudeza del suelo.
Malagueña
de nacimiento, nos confiesa que el mismo día que llegó a estas tierras,
una mañana gris de invierno, se enamoró del lugar. “Aquí quiero vivir y
morir”, le dijo sin titubear a su marido.
Y desde esta atalaya (estado o posición desde la que se aprecia bien una verdad) comenzó a edificar un sueño que hoy tiene nombre propio, A Pita Cega, aún sin saber
ni intuir el resultado final. “De ahí el nombre, que proviene del juego
de niños pero que además tiene que ver con este proyecto que se hizo un
poco a ciegas”, apunta risueña.

Entre
tanto andar sería injusto no hacer una alabanza a los olores. Toda la
finca huele a hierbas aromáticas. Tomillo, lavanda, manzanilla, menta…,
que crecen a los laterales de los viñedos y que nos llevan a recuerdos
de jardines de nuestra infancia. Aunque la existencia de tanta
naturaleza también tiene un porqué. Pilar es una gran gastrónoma, de
hecho tiene un blog (Canela Molida) con más de doscientas recetas. “Pero
lo que me apasiona son las masas”, reconoce mordiéndose un labio. “Hubo
un tiempo donde me llamaban señoras a todas horas pidiéndome que las
ayudara con la masa que tenían en el horno, que no se le levantaba o
cosas así”, comenta con cierta añoranza, ya que ahora sus viñedos y el
vino ocupan casi todo su tiempo, además de una familia algo numerosa.
Pasamos
por delante de su gallinero (donde conviven también con sus parientes
lejanos los patos) y de pronto, y apoyada en un alambrado que nos separa
de otro campo anexo, Pilar comienza a llamar a viva voz: “Arethaaaa,
Arethaaaaa”. Kike y yo nos miramos algo extrañados. “Es que estoy
llamando a Aretha, la única oveja negra que tengo y que es tan lista que
por eso le puse este nombre, en honor a Aretha Franklin, la
extraordinaria cantante negra de soul y gospel. Pero se ve que hoy no
quiere presentarse”, dice socarronamente la anfitriona.
La
última parada antes de visitar la bodega es en su huerta. Allí, rojas
como un sol al atardecer, brillan sus fresas. Pilar arranca unas pocas y
nos invita a probarlas. Dulces, deliciosas, casi se deshacen en la boca
sin apenas tener que morderlas. Esta exquisitez frutal tiene su origen
en unas semillas originarias de Francia y que se cultivan allí desde el
siglo diecinueve… Pero ésta es otra historia.
Vamos
dejando atrás los viñedos y Pilar reflexiona en voz alta. “Aquí se hace
el vino con las vísceras, es decir, con el corazón, con las tripas. No
lo hacemos solo con la cabeza”, apunta.
Ya
en la bodega, limpísima, pequeña, en consonancia con el hacer ecológico
de Pilar (suelo antibacteriano, pintura al agua, no se utiliza
detergente alguno, etc.), observamos seis cubas de acero que podrían
contener en su totalidad 35.000 litros. Pilar vuelve a sacar su
ocurrente lado andaluz. “Ufff, no creo que llegue a ver tanto vino en
estas cubas”, exclama.
A Pita Cega |
Aquí,
con una tecnología de última generación, Pilar nos explica cada proceso
de elaboración de su vino y es aquí, precisamente donde ella pone más
mimo. “Cada día, a las cinco de la mañana estoy aquí controlando las
temperaturas y el estado de la fermentación. Es como cuando tenía a mis
hijos pequeños y me levantaba a ver si estaban todos bien”, discurre. El
mismo amor silencioso, pensamos.
Apenas
tres botellas le quedan en bodega. Todas ellas también fabricadas de
material reciclado, igual que el corcho, y sin papel en las etiquetas,
cuyo nombre, A Pita Cega, escribe a mano, una a una, ella misma.
Aunque
insistimos en que no lo haga, al ver tanta escasez de vino, Pilar abre
una botella para nosotros. Lo sentimos como un homenaje cálido. Fresco,
aromático, con un toque de mineralidad y un punto seco, se nos hace
goloso en la boca.
Pero
no pretendemos hacer su cata, que ya la hizo nuestro buen amigo, el
sumiller Juan Ignacio Ayerbe. Solo apuntamos que es un vino que tienta a
seguir bebiéndolo. Y lo hacemos con Pilar, en el salón de su casa,
discurriendo acerca de su pequeña gran historia personal, como diría el
escritor Carlos Castaneda.
Hacedora
de un vino singular, encantadora como anfitriona, divertida y con gran
pasión por lo que hace, nos despedimos de Pilar, totalmente convencidos
de que la magia existe en estas tierras de Ourense.Gracias Luis Álvarez, de la Voz de Galicia
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